miércoles, 7 de abril de 2010

Cantabrigia

No sé por qué no me quedé en Cambridge, ahora lo veo con perspectiva, sentado frente a la mesa viendo la ladera, verde de hierba a sus pies y con densidad creciente de pinos hacia la cima, desde el sillón de mi recién alquilada casa. Allí el verde era en llano, campos de fútbol, rugby y tenis por castigo meteorológico, allí la bici era más que el coche, allí las ventanas de las casas no tenía rejas y los jardines no estaban vallados. La bici me recuerda al maldito dr. ir. y mi reciente despido, he de reconocer que las únicas veces que he tenido cierta empatía con él es cuando hablamos de las bicis, medio que él usaba también en tierras holandesas.

Y si pienso en Cambridge, tengo que pensar en mi Master Degree en química, pero también tengo que pensar en Mary. Es tan vivo el recuerdo, y me jode reconocerme tan nostálgico siete años después, y todavía más recordarme tan pardillo, porque no puedes cruzarte volviendo a la mesa en el emblemático pub Eagle con una rubia inglesa de ojos verdes, decir algo así como 'wow' y esperar que resulte. Pero hay más cuerda todavía en esta horca a mi autoestima, darte cuenta tras siete años que había resultado, recordar que su mirada al volver a la barra a por otra pinta era algo más que casual, y recordar el pedazo de putón con el que acabaste esa, primera, noche en Cambridge a ojos de todo el pub. Más tarde cuando encontré a Mary en el 'Deparment of Chemistry' como mi supervisora, aún siendo más joven que yo ya estaba con su doctorado, no pude más que querer morirme de vergüenza, la poca que ya me quedaba por aquel entonces. Dos años pasaron rápidos, y recuerdo los días de trabajo tutelado por esta brillante belleza como apasionantes ... debo estar mal ahora mismo, quizás es por el despido, pero creo recordar que alguna vez pensé no en llevarla a la habitación de mi 'college', sino a la capilla del mismo.

El café, sale el café, se oye salir, con ruido de vapor, y no ese ruido inmundo de las cafeteras de moda, Fidel tuvo que comprar una ... ¿qué será de Fidel? No quiero saber nada todavía del mundo, me he venido aquí con ropa para unos días, un bloc, y un lápiz de los de goma por detrás, qué mal suena esto, carajo, según como se mire y además no tengo sacapuntas. ¿El timbre? No puede ser, no debe ser porque yo no soy persona hasta que no tomo el café y cago por segunda vez, así que ya veremos, lo voy a ... ignorar imposible porque ha vuelto a llamar, el cansino que sea, en menos de treinta segundos. Voy de la cocina al comedor, que tiene la puerta al lado de la ventana que da a la ladera, no sé cómo no oí a nadie subir por esa escalera de madera crujiente. Abro la puerta y veo a mi abuela:

- Buenos días mañico, soy tu vecina, la Pili .-obviamente no es mi abuela, pero sí una abuela, por el acento y el nombre, lugareña, dos y dos ... -.
- Buenos días señora .-joder el aire de la sierra, ¿me está volviendo educado a estas horas de la mañana? -. ¿qué se le ofrece? .-definitivamente soy imbécil, se va a enfriar el café, aquí arriba a mil quinientos metros de altura eso sucede realmente rápido.

- Es que he visto luz aquí en casa de la Eugenia, que sé que la alquila a veces, pero no sabía si esto era ahora pues, o qué .-creo que quiere decir que viene a echar un ojo al nuevo inquilino. Voy a tratar de ser ambiguo a ver.
- Sí .-deberían meternos en agua, los besugos no podemos respirar fuera de ella.
Cuatro segundos después, con escaneo arriba abajo, no vi jamás globos oculares moverse tan rápido, de mi entera, en pijama, persona.

- Bueno maño, si necesitas alguna cosica vivo ahí enfrente .-espero que no se me esté insinuando, estoy enfermo.
- Gracias ... .-puto aire de la sierra-. me llamo Jacinto .-toma, y encima mi nombre completo-. Jacinto Módenas.
- Mira el zagal que graciosico, como el Jinbon ese. Venga pelo pito .-a ver qué pone de esto la wikipedia, no tengo internet, mierda-. te dejo que te tomes el café .-bueno no ha perdido el olfato la abuela.

Cierro la puerta y me pongo un café hasta arriba en taza de café con leche, un americano le llaman a esto y nunca supe por qué, y a diferencia de los de Cambridge, aunque también eran hasta arriba, este me va a tener despierto todo el día, y parte de la noche siguiente. Es curioso, pero Mary vivía en Cambridge en una habitación alquilada, en la casa de una agradable 'grandma' que hacía su propia mermelada, algo que jamás pude probar en el desayuno, pues aunque tras mucho discutir Mary con la abuela inglesa, en algún tipo de argot de Gales, la abuela nos dejaba solos en la habitación de Mary, con vistas a la verde campiña, en nuestras horas de estudio tutelado, pero hacia las nueve de la noche se me invitaba amablemente a irme de vuelta al 'college'. Abuelas, qué gran bien para la humanidad.

- No sé qué voy a hacer hoy, pero me la pela .-mal vamos ya hablando en voz alta.

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