viernes, 24 de julio de 2009

Malacitae femina

No está malo el café de este bar, una mirada a la barra lo confirma, cafés Valiente, sí señor. Esto, unido a la horchata HISC (Hijos de Salvador Costa), son dos de las delicias valencianas de las que soy fanático. Alzo la cabeza y me cruzo con unos ojos. Es interesante comprobar cuándo un cruce de miradas está exento de conexión, y cuándo se percibe que algo chisporrotea en el cerebro de la otra persona. Mantener o no la mirada más de lo habitual para las primeras, suele llevar a las segundas. Ella no sabía por qué, o quizás sí, pero yo sí lo sabía, Hotel Santa Mónica del Castillo, Málaga, dos años antes, mi conferencia invitada por el Instituto de Tecnología Química de la UMA, Universidad de Málaga, cena de gala entre comillas, porque en Julio y con esta calor yo paso de ponerme algo más tapado que mis chanclas, y mis pantalones cortos. Eso sí, como quien se da una panzada de comer y pide sacarina para el café, llevar llevaba camisa ... de manga corta.

- Hola Lisa, ¿me recuerdas?
- Tú sigue sin recupera la vergüensa .-con un acento dulce y suave del sur, que cautiva-. Era verda que erai valensianos.

Y es que no pude quitarle el ojo de encima mientras nos servían el aperitivo de bienvenida, ni más tarde durante la cena, a pesar de ser la camarera de la mesa de al lado. Lejos de cortarse, siendo de lejos más joven que yo, me sorprendió girando la cabeza y espetándome "¿te guta lo que mira?" mientras yo cogía unos canapés de la bandeja que nos ofrecía, y mis colegas intercambiaban miradas de asombro y mal disimuladad hilaridad.

- Bueno, aquel día en verdad me sentí avergonzado de mirarte tan fíjamente, y aunque tú me dijiste que estábamos de broma, no tuve valor de decirte que yo no .-maldita aquella hora en la que todavía pensaba que Sonia y yo éramos para siempre-.
- Ocasión sí tuviste, que fui yo a tú mesa sin sé la mía a echate agua too el rato .-pensaba que era yo el único, por calenturiento, que se acordaba de los pequeños flirteos pasados sin resultado-.

Lisa no había cambiado mucho, en verdad sólo recordaba su fina cara de hermosa piel clara y sus profundos ojos azules, enfundada en su uniforme de pantalón oscuro y chaqueta de manga larga color vino, su pelo liso castaño claro otrora recogido en corta coleta mientras portaba con gracia dos bandejas, caía ahora hacia delante y se mecía lenta y rítmicamente adelante atrás, sus manos en mis hombros, visión de exquisita mujer, como ya pensé dos años antes sin equivocarme por cierto.

- Yo a ti te conozco .-desde la puerta abierta, vuelo de sábana que cubre rápidamente hasta los cuellos de dos cogidos en acción-.
- Joder Fidel, ¿no estabas de senderismo?
- Err, uhm, bueno sí, pero hacía calor.
- Aquí también hasía caló hasta hase uno momento .-Lisa nos miraba divertidos-. Hola, tú era de los de la conferensia, anda, sierra la puerta ... po fuera.

Nada como mojar la rosquilleta valenciana en un vaso de fresca horchata hecha a base de agua y concentrada HISC a media tarde.

- ¿Te gusta? .-tres en el salón, Fidel cabizbajo en un sillón, Lisa y yo en la mesa-.
- Sí, me gusta Ja .-era la primera vez que decía mi nombre, nunca se lo dije en el sur, sólo se lo dije en el bar cuando la invité a una café-. é mú sabrosa.
- Err, uhm, bueno, ¿qué te trae por Valencia? .-primeras palabras de Fidel tras diez minutos de compartir en silencio nuestra conversación-.
- Vine a hasé un curso de responsable de hostelería en la cámara de comersio, entré en un bar al lao del hotel, y me encontré con esto.-un dedo tocando mi nariz-. El curso empiesa el lune, me quedo un mé .-mirada de lado, declaración de intenciones, o de intensiones como diría ella-.
- Err, uhm, Ja, fijo que ahora no acabas el libro.
- ¿Ere ecritó? .-volviéndose hacia mí-.
- No exactamente ...