Ir a trabajar pasó de ser placentero, a rutinario, y más tarde a tedioso, en un periodo de unos dos años. Este lunes tenía que añadir lo que ni siquiera podía ocultar llevando gafas de sol de pera, estilo años cincuenta, en contra de mi gusto.
- Buenos días Ja ... pero, ¿qué te ha pasado en la cara? -aunque Marta de recepción fingía bastante bien, incluso en los momentos clave, según algún experimentado amigo me confesó tras diez quintos, su tono no podía ocultar un ligero regocijo -. ¿has teniddo un accidente? .- ni su rostro media sonrisa -.
- Sí, me di con una bombona de butano mientras hacía juegos malabares.
Dado que la última vez que llegué con un ojo morado al trabajo, por un malentendido de faldas, entonces sí lo prometo, no toqué yo el culo de la novia de aquel tipo, al que siempre que recuerdo asocio con palabras tales como densidad, concentración y robustez, Fidel se fue de la lengua, alma cándida, ahora Marta sacó sus propias conclusiones.
- ¿Magreando de nuevo a desconocidas?
- Piérdete .- no puedo gritar, duele -. en fin, que buenos días.
- Un momento por favor, señor Módenas.
Cuando me giro, a menos de veinte centímetros de mí veo una placa, una corbata negra sobre camisa azul clara, no veo nada más, el resto de recepción me lo tapa alguien, sí, efectivamente, al mirar hacia arriba, bastante más arriba, me duele la nuca de mirar tan arriba, casi en ángulo de noventa grados mi cuello, sólo hay más densidad, concentración y robustez.
- Buenos días Paco, ¿qué ocurre?
- Me han pedido que hoy a su llegada le acompañe a dirección señor Módenas.- la verdad, es educado el tipo de seguridad, Paco algo más, aspecto que para mí suma a su apariencia y acrecenta mi respeto por él, pues además de muscularse en el gimnasio, este armario de dos diez lleva un cociente de ciento veinte, estudia ingeniería, y con sólo diecinueve años ha hecho ya tres cursos, lástima que las becas en este país sirvan sólo para comprarse la mochila.
- No entiendo Paco, ¿qué pasa? .- lo que me falta para empezar la semana, no poder ir a navegar por Internet un rato, antes de fingir que trabajo.
- Lo siento señor Módenas, no sé más que usted, sólo que le quieren ver en dirección .-desde luego mi doctorado aquí no sirve como salvoconducto, así que vayamos a ver.
- De acuerdo.
Tras la puerta me esperan el director general, Francisco Casado, perdón, don Francisco Casado, no, más perdón, dr. ir. Francisco Casado como reza en la puerta y en su tarjeta de visita, qué culpa tenemos de que hiciese un post-doc en Holanda. Mierda, esto debe ser grave, alarma, alarma, le flanquean Amparo y Efrain, nunca he visto esto.
- Pasa Jacinto .- con él y mi madre, ya son dos, cuando oigo mi nombre con todas sus sílabas, sé que nada bueno me van a contar, y seguro que el dr. ir. no me va a pedir que me haga la cama que lleva tres días hecha un gurruño-. siéntate, por favor.
- Gracias .- debería empezar eructando, pienso, pues tal y como pinta esto, me viene a la cabeza mi frase favorita, para lo que me queda en el convento ...
Siempre he podido percibir con antelación cuándo se acerca el final de algo, y sin embargo no esta vez, ni siquiera di penita con mi ojo morado. Paco me acompaña a la salida, y se despide de mi con profesionalidad, en el fondo veo algo de tristeza.
- Lo siento señor Módenas, yo sólo cumplo órdenes .- y es que el dr. ir., tras explicarme con un gráfico en su pizarra beleda, que la curva de las quejas sobre mí, en rojo, crecía exponencialmente, y que había superado con creces la azul, logarítimica, simbolizante de mis contribuciones a la empresa, me dijo sin más "así que estás despedido".
No sé chico, hay que ser un estirado de mierda, vale que esto es una empresa de base tecnológica, pero echar a alguien a la puta calle, es simplemente eso, y se dice sencillamente así, "¡usted!, ¡a la puta calle!". Me voy de la empresa sin saber cuál de los álfiles que vi en el despacho se limpiaba las encías con alguna parte del dr. ir. Quizás los dos ... Así que allí estoy, en plena calle doce del, como diría algún humorista nacional, "polígamo" industrial, y eso no es Silicon Valley para llamar "next door" y encontrar otro trabajo.
- Hay que joderse.
martes, 11 de agosto de 2009
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